MIGUEL ÁNGEL PADILLA MORENO

He comenzado a escribirte esta carta pensando que tal vez nunca llegue a ti y se pierda en el inmenso futuro que nos separa, o en el bosque abrumador de cosas interesantes que pueblan tu presente. Pero quizás sea la mejor forma de tratar de estar juntos y de sentir que desde el lugar donde te escribo es posible recrear un Arco Iris de corazón a corazón… y hablar desde el Alma. Quiero contarte cosas que aprendí… no sé cuando, y aunque puede que las leas dentro de mucho tiempo, no me importa. El tiempo se lleva muchas cosas, cambia las formas y los rostros, los caminos, los juguetes y herramientas, las leyes y las sombras, pero no cambia lo que siempre fue y reposa en los rincones bellos y profundos de nuestro secreto.

Tendrás muchas alegrías y muchas penas, y si hay en ti un alma de buscador, de aventurero de los cómos y porqués, de las respuestas insondables, de las vivencias plenas, navegarás por el ancho y extenso mundo y cada rincón encontrarás una forma de belleza, el desarrollo desplegado en matices del mismo secreto de la vida.

No pases corriendo tras luces gigantescas, hallarás pequeñas respuestas que te conduzcan a la Gran Respuesta si no pisas como manada los detalles que esconden en su esencia un sentido y una solución. Para ello habrás de ser franco y sencillo. No se conquista la vida con máscaras y apariencias.

Aun así, te encontrarás solo. Sí, ya sé que ese grito de soledad se aplaca con el ruido de mucha gente, con un buen amigo o una buena pareja, o con el sabor de la aventura que cambia de escenario continuamente. Pero no se escapa de la soledad con la huida.

Si alguna vez te sientes solo, detente un momento a encontrar un amigo fiel y veraz, que esté más allá de las risas y las lágrimas y que no espere recibir sino dar, porque se sienta inmensamente pleno de Ser inmortal. Ese amigo está en tu interior, eres tú, más allá de todos los cambios y formas, más allá de la vida y de la muerte y no se siente sólo, pues es uno con el fluido de la Vida y con Dios, y es Dios mismo. Cuando seas tú quien, en lugar de esperar que los demás te arranquen de tu soledad, te proyectes dando lo mejor de ti mismo y reconociendo los valores óptimos donde se hallen, la soledad nunca será para ti una sombra, sino la certeza de que nada está solo realmente, pues encontrarás, reflejos de lo bello, lo justo y lo bueno en el alma de las cosas y los seres. Serás feliz y la Naturaleza será tu hermana y dialogará contigo.

¿Cómo crees que puede disminuir el sentimiento de soledad de las personas? Sólo hay compañía cuando el alma se asoma y reconoce hermanos, cuando nuestra vida transcurre creando lazos de sueños y de almas, usando las formas y las máscaras sólo como puertas que se abren hacia casas interiores hospitalarias donde sea posible la paz. Sé que te ha tocado vivir en un mundo donde cada vez hay más soledad y los pueblos, como las personas, se distancian cada vez más. En mi mundo se intentó salvar esa distancia afirmando que no había diferencias y negando los matices de la vida. Pero las diferencias no separan. La vida es múltiple y plural, y a la vez una. No se logra sacar a la gente de su claustro de aislamiento y miedo por la dialéctica sino con el ejemplo. El hombre se aísla muchas veces de otros hombres, de otros pueblos y de la Naturaleza, encerrándose en una cárcel simple que todo lo teme y que hace crecer su ignorancia a la vez que lo fanatiza y animaliza; deja el contacto con la vida y esto le impide enriquecer su mente y sus horizontes alejándose de la posibilidad de crecer interiormente.

Y ese aislamiento se rompe con el ejemplo, con la sinceridad y la profundidad de alma, con la naturalidad de ser ético y estético.

Tal vez tu bondad y belleza interior, por muy incipientes que sean, despierten algunas envidias. No te extrañes ni desalientes pues la riqueza, fuese física o sutil, siempre fue codiciada y envidiada. Más bien muestra que se trata de un pequeño tesoro alcanzable y que compartirlo no disminuye las ganancias sino que las aumenta. Si por algún motivo desprecias lo profundo o lo temes, no olvides que en la profundidad se encuentra la más perdurable felicidad que, como la vida misma, es sencilla y en ningún caso envuelta en extraños silogismos como los comerciantes de la palabra y las ideas tratan de presentar para encarecer su producto de lujo. La vida desvela su más profundo secreto a las mentes abiertas y sencillas que saben establecer analogías entre todo lo viviente.

Ama la compañía para compartir lo cálido, para aprender o para construir lo positivo. Ama la soledad también, en ella encontrarás espacio para leer y reflexionar, para crear y establecer un puente entre tu intuición superior y tus actos cotidianos. Ama la soledad y podrás encontrarte a ti mismo, a los demás y a la vida. En el silencio que se produce en un ser equilibrado y ordenado se gestan verdaderos bienes para la Humanidad y encuentran los Ángeles inspiradores un buen nido para hacer descender sus mejores ideas y desvelar las más bellas verdades. Acostúmbrate a plasmar tus pensamientos por escrito. Será un enriquecedor diálogo contigo mismo y una saludable manera de atrapar y dar forma a las bellas y a veces extrañas nubes del pensamiento que tienden, por falta de disciplina, a disiparse fácilmente.
Que el amor a la soledad, si la encuentras, no te lleve a apartarte del mundo ni a refugiarte en muchos pasados o futuros. Tu hoy es la más necesaria experiencia. Si has encontrado una fuente de paz e inspiración en tu refugio es para caminar sobre el presente poniendo luz en cada rincón y aprendiendo de él tanto como de tu pasado.

Busca lo feo, ignorante e injusto como el artista busca el mármol bruto para darle forma y extraer de su grosera materia la figura que encierra. Busca también la compañía de lo difícil. Eso te estimulará y pondrá en marcha los resortes de tus cualidades. Si así lo entiendes serás feliz. Es imposible que la vida no conlleve problemas pero saldrás de la desesperación, entendiéndolos como pruebas y escenarios en los que templar el metal de nuestras cualidades. Ya ves, estamos solos cuando estamos atrapados por lo más burdo. La otra soledad, la de carácter superior, no es tal, pues te va vivificando con todo y todo te habla y a todo puedes ofrecer, aunque no sea más que un gramo de tu cálido esfuerzo.

Procura estar por encima de las cosas, mantén tu meta interior y considera la vida como una aventura, siendo actor y no espectador. Como decía el poeta: «Ama mucho, quien ama embota hasta los mismos aguijones de la muerte». Cuando sientas que no tienes fuerza y te creas solo ante el abismo, piensa que tal vez un pequeño Dios te observa y te ayuda como lo hiciera muchas veces sin que te dieras cuenta. A veces los cuentos de niños vienen a susurrar cosas que quiere aceptar nuestro corazón pero reniega nuestra mente, y es bello creer que el cielo no es frío y matemático, y pequeños y grandes Dioses, Hadas o seres desaparecidos y amables nos acompañan e inspiran en su silencio fructífero.

La buena conversación y el trabajo te harán descubrir que no eres único, teniendo mucho de todos. La convivencia será posible si tan sólo te vuelves exigente contigo mismo pero tolerante con los demás, descubriendo que la misma semilla que te hace sentir algo más que materia, anima a todos los seres vivientes. Finalmente, no te creas solo ni ante la muerte. Nada nos puede separar de los seres que realmente hemos amado, a los que nos hemos unido profundamente. Tan sólo sentirás miedo si te aferras a las formas. Tú eres inmortal y usarás nuevos ropajes y experiencias. Ni siquiera estás lejos de mí, pues de alguna forma esto que escribo lo dicta también tu alma cuando en silencio y a solas puede verse reflejada en la esencia de las cosas y la vida. Adiós hijo mío, otro día te escribiré. No veas esto como palabras extrañas, no pertenecen ni a tu tiempo ni al mío.

Mantente bueno.