Entre otros beneficios de la risa se menciona su efecto en la duplicación de la capacidad pulmonar y en la estimulación del sistema muscular, que se pone en funcionamiento cada vez que nos reímos. Los músculos de la cara, tórax y abdomen se relajan y contraen con gran velocidad, mejorando su tono. En esos momentos, y debido a la intensidad del ejercicio, cada grupo muscular se estimula como lo haría en una sesión de gimnasia. El mecanismo es sencillo: un aporte de sangre y oxígeno al músculo, unido a su puesta en movimiento, que es lo que buscan los deportistas para mantenerse en forma. Los músculos del tórax se contraen y expanden de manera que favorecen el mecanismo de la respiración. De doce respiraciones por minuto, que es la frecuencia normal de un ser humano en reposo, se puede pasar a duplicar esta cifra. La rapidez con que el aire viciado sale de los pulmones se multiplica, permitiendo la entrada de aire oxigenado a mayor velocidad. Las zonas más recónditas de los pulmones, debido a la presión conseguida por los músculos intercostales, son oxigenadas por el aire limpio revitalizador. Este incremento de la frecuencia e intensidad respiratoria implica duplicar la entrada de oxígeno a los tejidos, por lo que estos se rejuvenecen, aumentando sus posibilidades metabólicas.
El sistema circulatorio también se beneficia con la risa y el buen humor, pues la carcajada es capaz de incrementar la velocidad de la sangre, además de aumentar levemente la tensión arterial. Esto consigue limpiar las paredes arteriales de pequeños cúmulos de colesterol. El corazón aumenta su frecuencia y es capaz de bombear cada minuto 140 y hasta 210 mililitros de sangre, cuando lo normal son 70. La activación simultánea del sistema respiratorio y el circulatorio permite transportar eficientemente la riqueza del oxígeno adquirida en la respiración a todos los tejidos del organismo.
Por si fuera poco, la risa es un buen activador metabólico, que provoca la liberación de adrenalina, favoreciendo la pérdida de calorías. También puede considerarse un buen bálsamo para el espíritu, ya que cada vez que una persona ríe, denota un estado de ánimo positivo. Y, finalmente, algo muy importante: la risa y el buen humor son tan contagiosos como un bostezo.
Juan Carlos del Río
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