Ecología

Guía de buenas prácticas ambientales

Índice

Esta guía no es exhaustiva, pero marca cierto sentido común y coherencia en nuestras actuaciones. Si se lleva a la práctica con perseverancia tiene efectos positivos inmediatos en nuestro propio equilibrio y salud, y en el equilibrio y salud del entorno inmediato del que formamos parte.

La actuación individual puede estar sostenida en cuatro pilares:

  1. Demanda de recursos naturales racional y sostenible.
  2. Reducción de residuos y contaminantes.
  3. Regeneración de especies y espacios deteriorados.
  4. Conservación de especies y espacios naturales.

 

1. Demanda de recursos.

Para llevar a cabo el conjunto de actividades necesarias para una vida social e individual dignas, es imprescindible que empleemos recursos naturales, bien sean materias primas o recursos energéticos.

Para que esta demanda produzca el menor impacto debe de cumplir con un criterio de racionalidad y de sostenibilidad.

  • Racionalidad
    • Definir el marco de actuación y objetivos que me desarrollen como ser humano completo.
    • Reducir el consumo al mínimo necesario para alcanzar estos objetivos.
  • Sostenibilidad
    • Consumir a un ritmo que permita la regeneración o reposición del recurso, de tal manera que siga quedando suficiente para las generaciones futuras.

Estos criterios de racionalidad y sostenibilidad tienen un ámbito de aplicación individual (en la esfera de decisiones y actuaciones personales) y colectivo (tanto por las decisiones y actuaciones administrativas que afectan a la sociedad como por la suma de las actuaciones individuales).

En cualquier caso, nunca podremos hacer dejación de nuestra responsabilidad individual, independientemente de la realidad de la Administración Pública.

El efecto de nuestra acción individual es inmediato, y sumatorio al del resto de ciudadanos.

Nuestra acción puede concretarse en:

  • Buscar metas y objetivos que desarrollen y potencien lo mejor de nosotros mismos. Con ello se consume menos.
  • Reducir el consumo de energía. Ahorra electricidad
    • Usa bombillas de bajo consumo. Consumen un 20% y duran ocho veces más que las normales. Una lámpara de bajo consumo de 11-15 W puede ahorrarnos hasta 68 euros y evitar la emisión de casi 500 kg de CO2 a la atmósfera.
    • Usar el lavavajillas y la lavadora con el máximo de su capacidad, programas cortos y con baja temperatura.
    • Descongelar el frigorífico antes que la capa de hielo supere los 3 mm de espesor. Así puede conseguirse un ahorro de hasta el 30%. Ajustar el termostato para una temperatura de 6º C en el compartimiento de refrigeración y – 18º C en el congelador.
    • Escoger electrodomésticos con elevada eficiencia energética (A-B).
    • Apagar luces y electrodomésticos que no se usen.
    • Aparatos en «stand by» también consumen.
    • Cocina y horno a gas mejor que la eléctrica.
    • Vitrocerámica a gas mejor que la vitrocerámica a inducción mejor que las vitrocerámicas eléctricas normales.
    • Ahorra calefacción o climatización.
    • Aislar paredes para evitar pérdidas de calor.
    • Usar doble ventana o cristal.
    • Instalar toldos, cerrar cortinas y bajar persianas para evitar que se pierda calor en invierno o se caliente la casa en verano.
    • Programar la climatización para que no haya una diferencia de temperatura superior a los 12º C con respecto del exterior.
    • Mejor el ventilador que el aire acondicionado.
    • Si el aire acondicionado es imprescindible, racionalizar su uso.
    • Evitar la calefacción eléctrica. Mejores sistemas de calefacción, por este orden: Solar térmica Biogás Biomasa Gas butano Propano Gas natural
  • Reducir el consumo de agua.
    • Arreglar las pérdidas por goteo. Una gota por segundo supone un gasto de 30 litros diarios.
    • Poner difusores de agua en los grifos.
    • Ducha en lugar de baño.
    • Cerrar el grifo cuando no se usa.
    • No tirar desperdicios a WC. No agotar siempre toda la cisterna.
    • Usar lavavajillas y lavadoras al máximo de su capacidad.
    • No descongelar los alimentos bajo el grifo.
    • Lavar el coche con cubo y esponja, en lugar de la manguera.
    • Regar las plantas de jardín o macetas sin encharcarlas. Si es posible, instalar sistemas de riego por goteo.
  • Consumo responsable.
    • Comercio justo. Que gane el que más lo necesita.
    • Consumo de productos locales y frescos. Seguramente se colocarán en el mercado con menor gasto energético y de envasado y con menos conservantes y colorantes.
    • Consumo de productos reciclados y reciclables.
    • Si se puede, escoger productos que no sean de un solo uso. Ejemplo: servilletas de tela y vajilla de cristal frente a las servilletas de papel y platos de plástico.
    • Consumo imprescindible ¿Es necesario lo que voy a comprar?
    • Aparatos eléctricos: escoger los de mayor eficiencia energética. En todas las etiquetas aparecen unos códigos de eficiencia que van desde la A (mayor eficiencia) hasta la F (eficiencia nula).
    • A igualdad de uso, escoger los productos con menor cantidad de embalaje, menos tóxicos y más duraderos.
    • No buscar soluciones químicas para todo. Recuperar recetas caseras para sustituir muchos productos de limpieza.
    • Cuidar y conservar los muebles. Comprar muebles con madera certificada FSC o madera reutilizada o muebles de mimbre.
    • Aprovechar bien el papel. Suprimir el gasto innecesario de envoltorios y cartones.
    • Evitar el consumo de pilas. Usar pilas recargables.
    • Aprovechar bien todo lo que compremos.
    • En la alimentación, consumir en lo posible productos derivados de la agricultura y ganadería respetuosas con el medio ambiente (producción ecológica o producción integrada).
    • Evitar el consumo de alimentos transgénicos o con muchos aditivos.
    • Recuperar buenos hábitos alimenticios: menos carne y más verduras y legumbres. Es más sano y se necesitan menos recursos (tierra fértil, agua y fertilizantes y plaguicidas) para producir una dieta basada en los vegetales que una dieta basada en la carne.
    • Escoger las especies de pescado obtenidas por artes selectivas (como la merluza pescada con anzuelo), y animales de granja criados por métodos no intensivos. No consumir especies prohibidas ni ejemplares que no tengan la talla mínima.
    • Interesarse porque lo que compramos reúna algunos de los requisitos señalados anteriormente. El vendedor tomará nota.

 

2. Reducción de residuos y contaminantes.

Paralelamente a conseguir llevar a cabo nuestra vida con menos gasto de recursos naturales y de energía, es necesario reducir la cantidad de residuos y contaminantes que producimos, así como conseguir que la mayor cantidad posible de estos residuos se incorporen a circuitos de reciclado y recuperación.

De entrada, si reducimos nuestro consumo, también estamos bajando la producción de residuos. No obstante, debemos poner atención y llevar a cabo los siguientes puntos:

  • Antes de tirar nada, piensa si se puede aprovechar por otras personas.
  • Separar nuestra basura doméstica
  • Papel y cartón en los contenedores azules.
  • Vidrio (botellas y tarros) en los contenedores verdes.
  • Envases de plástico, latas metálicas y tetrabriks en los contenedores amarillos. Por cada 2 Tm de plástico reciclado se ahorra una tonelada de petróleo.
  • Los diferentes tipos de pilas a los contenedores públicos o comercios.
  • Medicamentos y radiografías generalmente en farmacias.
  • Consumibles informáticos en tiendas.
  • Muebles, colchones y voluminosos en general. Puntos limpios o sistemas municipales de recogida.
  • Productos químicos en general (limpiadores, pinturas, barnices, etc.) en Puntos Limpios.
  • Aceites usados de coche en talleres.
  • Electrodomésticos en Puntos Limpios o sistemas municipales de recogida.
  • Aparatos electrónicos, teléfonos móviles y ordenadores. En Puntos Limpios, tiendas, ONG.
  • Reducir la polución atmosférica (Cambio Climático).
    • Cualquier sistema de reducción del consumo de energía, reduce la contaminación atmosférica.
    • El reciclado reduce la contaminación atmosférica, al disminuir la energía necesaria para volver a fabricar los productos.
    • Procurar ir a los sitios andando, en bicicleta o en transporte público.
    • En lo posible, no utilizar aerosoles.
  • Si se emplea el coche:
    • Procurar compartirlo con los compañeros de trabajo.
    • Hacer una buena revisión y mantenimiento del motor.
    • Revisar la presión de inflado de los neumáticos.
    • Emplear las marchas largas lo más posible, sin acelerones.
    • Apagar el motor en paradas continuadas.
    • Usar el aire acondicionado si es imprescindible.
    • Incluir en los criterios de selección de un coche nuevo el grado de consumo, sus niveles de emisión y la posibilidad de emplear motores híbridos o biocombustibles.
  • Reducir la contaminación del agua.
    • No verter ningún producto químico que no sea biodegradable por los desagües.
    • Ser comedidos en el uso de detergentes, geles y jabones.
    • Extremar la precaución con las pilas. Una sola pila botón puede contaminar casi medio millón de litros de agua.
    • Buscar siempre alternativas al consumo de productos tóxicos.
    • Recuperar una dieta basada en las legumbres y verduras; serán necesarios menos fertilizantes para producirlas que si predomina la carne.
    • Procurar consumir alimentos producidos con sistemas respetuosos con el medio, con los que se emplean menos fertilizantes (los abonos y los plaguicidas en general están entre los contaminantes acuáticos más extendidos).

 

3. Regeneración de especies y espacios deteriorados.

Este tipo de actividad está más limitada porque requiere de coordinación y asesoramiento por parte de especialistas. Muchas actuaciones sólo pueden llevarse a cabo con autorización previa de la autoridad competente. Por lo tanto recomendamos unos pocos puntos, no por ello menos importantes.

  • En primer lugar es importante que nos demos cuenta que de nosotros también depende el que puedan regenerarse ecosistemas alterados. Para ello podemos colaborar con los proyectos que ponen en marcha muchos grupos conservacionistas. La colaboración puede ser mediante trabajo voluntario, con aportaciones económicas, etc.
  • Si contamos con un jardín o una parcela de campo, podemos plantar especies autóctonas, de tal manera que puedan ser el soporte de pequeñas comunidades faunísticas.
  • También podemos colocar cajas nido, comederos, charcas para anfibios, y cualquier dispositivo que ayude a la instalación y permanencia de fauna silvestre.
  • El consumo de alimentos ecológicos ayuda a regenerar agrosistemas, puesto que el agricultor ecológico se vale de la biodiversidad para sacar adelante su cultivo.

 

4. Conservación de especies y espacios naturales.

Al igual que el anterior, este es un ámbito muy especializado, que debe dejarse en manos de especialistas y de las autoridades ambientales. Sin embargo, dado el uso y disfrute que hacemos de la Naturaleza mediante las actividades al aire libre, es imprescindible que sigamos unas pautas básicas de comportamiento para evitar deterioros ambientales en los espacios naturales donde desarrollamos nuestra actividad.

  • Evitar cualquier comportamiento que conlleve un riesgo de incendio, por mínimo que este sea: no encender fuegos en los espacios naturales, no arrojar vidrios u objetos susceptibles de generar una llama o fuente de calor, no arrojar colillas, y en general, seguir escrupulosamente todos los consejos para prevenir incendios forestales.
  • No dejar abandonados desperdicios de ningún tipo.
  • Si practicamos deporte al aire libre, que no se produzca ninguna alteración en la vegetación ni en la estructura del suelo.
  • No realizar ninguna actividad (como dejar suelo desprovisto de protección) que pueda favorecer la erosión.
  • No realizar ningún vertido tóxico, por pequeño que sea.
  • No arrancar plantas, ni despojar a estas de sus flores y semillas, ni matar pequeños animales.
  • No alterar estructuras que puedan servir de refugio o hábitat a animales o plantas. Caminar por senderos si los hay.
  • En la costa, no modificar el fondo, por simple que parezca. No alterar las dunas, si las hay. Respetar la vegetación si la hay. No recolectar animalillos ni conchas. No retirar las algas.
  • En cualquier lugar, no soltar animales exóticos o no pertenecientes a la fauna del lugar. Si queremos deshacernos de cualquier mascota, entregarla en una tienda de animales o en algún centro de acogida.
  • Poner en conocimiento del SEPRONA de la Guardia Civil, o de la autoridad civil más cercana, cualquier acto delictivo contra el medio ambiente, así como cualquier situación anómala o accidental que pudiera derivar en un deterioro de la Naturaleza.

 

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