Córdoba, 1126-Marrakech, 1198
Sus obras son un comentario y una interpretación (de perspectiva materialista y racionalista) del pensamiento aristotélico; por ello, la escolástica latina le llamó el Comentador. Síntesis de elementos peripatéticos, neoplatónicos y religiosos, el averroísmo (muy influyente en las universidades europeas de los dos siglos siguientes) establece una materia y un movimiento eternos, aunque creados; afirma que todo lo posible accede a la existencia en acto; entiende el alma, como entendimiento agente, a modo de mente universal, única e inmortal, con lo que parece negar la inmortalidad del alma individual, y se opone a la postergación social de la mujer. Averroes pasó prácticamente desapercibido en Oriente.
Extraído de Biografias y Vidas
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