Aso, ¿s. V a. de C.?

CleantesFue hijo de Fanio. Al principio fue púgil, como dice Antístenes en las «Sucesiones»; pero pasándose a Atenas con solo cuatro dracmas, como dicen algunos, y uniéndose a Zenón, se dedicó fuertemente a la filosofía, y persistió en las enseñanzas de aquél. Fue celebrado por su aplicación al trabajo; tanto, que apretado de la necesidad, se aplicaba con ahínco al jornal; de noche, sacando agua en ciertos jardines, y de día se ejercitaba en el estudio, por lo cual se llamaba «sacador de agua de pozos». Decía que «a los peripatéticos les acontece lo que a las liras, las cuales suenan bien, pero no se oyen a sí mismas». Era muy aplicado, pero de naturaleza tarda y obtusa, por lo cual Timón habla de él así:

¿Quién es ese carnero,
que discurriendo va por el gentío?
¿Ese parlero de Aso?
¿Ese mortero, estólido, gallina?

Sufría con paciencia la burla de sus condiscípulos; y como se oyese llamar asno, se conformaba y decía que «él solo podía llevar la carga de Zenón». Prefería su pobre vida a la de los ricos, diciendo:

«Mientras ellos juegan a la pelota, yo cavo la tierra yerma y estéril». Disputando una vez con otro joven, le preguntó si sentía, y diciéndole que sí, respondió Cleantes:

«¿Pues cómo no siento yo que tú sientes?».

Como el poeta Sositeo se le pusiese delante estando en el teatro y le dijese:

«A quienes la estulticia de Cleantes conduce como bueyes (significa: no solo conducir como bueyes, sino también destruir, corromper, etc.)».

No se alteró ni inmutó en nada. Admirados de esto los circunstantes, aplaudieron a Cleantes y echaron de allí a Sositeo; más arrepentido este de haberlo ultrajado, fue por aquél admitido, diciendo que «era un absurdo indignarse él por una palabra injuriosa, cuando ni Libero-Padre ni Hércules se indignan burlados de los poetas».

Dicen que escribía en ostras y en omoplatos de buey cuanto había oído a Zenón, careciendo de dinero para papel. Así que, siendo tal, consiguió solo él entre tantos discípulos ilustres suceder a Zenón en la escuela.

Dejó excelentes libros, algunos de los cuales son: «Del tiempo»; «De la filosofía de Zenón»; «Del sentido»; «Del arte»; «Contra Demócrito»; «Contra Aristarco»; «Contra Herilo»; «Del apetito»; «Antigüedades»; «De los dioses»; «De los gigantes»; «De los himeneos»; «Del poeta»; «Del oficio»; «Del buen consejo»; «De la gracia»; «Exhortatorio»; «De las virtudes»; «De la buena índole»; «De Gorgipo»; «De la envidia»; «Del amor»; «De la libertad»; «Arte amatoria»; «Del honor»; «El político»; «Del consejo»; «De las leyes»; «Del juzgar»; «De la educación»; «De lo honesto»; «De la amistad»; «Que la virtud de los hombres y mujeres es toda una».

Igualó en edad a Zenón, y vivió ochenta años, como dicen algunos, habiendo sido discípulo suyo por espacio de diecinueve.

Extraído de Vida de filósofos ilustres