Madrid, 1869- Madrid, 1968

Ramón Menéndez y PidalEn la Universidad madrileña tiene entre sus maestros a Menéndez Pelayo; allí se doctora en filosofía y letras, en 1892. Ese mismo año emprendía la redacción de su estudio sobre el Poema del Cid, que fue premiado por la Real Academia Española en 1895, y que, con muchas correcciones y adiciones, había de ser publicado en 1908 con el título de Cantar de Mio Cid: texto, gramática y vocabulario, en 3 vols. (2.ª ed., Madrid 1944-46). Pero antes de la aparición de ésta había publicado ya varias obras fundamentales: La leyenda de los Infantes de Lara (Madrid, 1896); el estudio sobre las Crónicas generales de España (Madrid, 1898), al que en 1906 seguiría la publicación de la Primera Crónica General, el manual de Gramática histórica española (Madrid, 1904; 10.ª ed., 1958). En el curso 1896-97 es profesor en la Escuela de Estudios Superiores del Ateneo; en 1899 obtiene la cátedra de Filología Románica de la Universidad de Madrid, que habría de conservar hasta su jubilación; la Real Academia Española le recibe en su seno (1902), y es Menéndez Pelayo quien pronuncia el discurso de bienvenida. En 1897-98 estudia en Toulouse con J. Jeanroy, A. Thomas y J. Ducamin, con quienes trabajó en antiguo francés y en provenzal. Inicia también la exploración de la tierra española en busca de materiales lingüísticos y de poesía tradicional. Comienza sus trabajos dialectológicos: El dialecto de Lena (en Asturias, de Canella, II, Gijón, 1897); el importante estudio de conjunto El dialecto leonés (en la Rev. de Archivos. Bibliotecas y Museos, 1906; 2.ª ed. con prólogo, notas y apéndices de Carmen Bobes, Oviedo, 1962). En 1900, casamiento con María Goyri, la primera mujer que hizo estudios oficiales en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, estudios terminados en 1896. En compañía de ella hizo muchas excursiones por tierras de Castilla la Vieja, recogiendo romances.

En 1905, existía un conflicto de límites entre el Perú y el Ecuador. Nombrado árbitro don Alfonso XIII, éste designó como su comisario a Menéndez Pidal. Don Ramón residió algún tiempo en Quito y en Lima; en Quito se firmó, con los ministros del Ecuador y del Perú, un acta en que a propuesta de Menéndez Pidal ambos países se comprometían a retirar las fuerzas que tenían en el Napo, del alto Amazonas, y entre las que ya había habido sangrientos choques. En seguida, viajó por Chile, Argentina y Uruguay, y pudo comprobar que también en estos países, lo mismo que en España, se seguía cantando el romancero tradicional.

En 1907 forma parte de la comisión ejecutiva de la Junta para Ampliación de Estudios, presidida por Cajal, para fomentar la investigación científica en España; pronto, seguirá la fundación dentro de la Junta, del Centro de Estudios Históricos (1909) y de la Revista de Filología Española (1914), dirigidos por él. (La Revista de Filología Española publicaba en su primer cuaderno la edición y estudio por M. Pidal del Poema de Elena y María, Poesía inédita del siglo XIII.).

De 1917 a 1920, publica importantes estudios, como Roncesvalles, un nuevo Cantar de gesta española del siglo XIII en Rev. de Filología Esp., IV, 1917); La primitiva poesía lírica española (discurso en el Ateneo, 1919; trad. italiana, 1949), tema que luego tratará en muchas perspectivas distintas; Sobre geografía folklórica, ensayo de un método (en la Rev. de Filología Esp., VII, 1920), aplicación al Folklore, de métodos de la geografía lingüística; Un aspecto en la elaboración del Quijote (disc. en el Ateneo, 1920; 2.ª ed. 1924; trad. inglesa 1932; rusa, 1961). En 1924 aparece otra obra fundamental, Poesía juglaresca y juglares (6.ª ed. muy renovada, 1957). Hace en este período algunos viajes para recibir la investidura de doctor honoris causa: en Toulouse (1921), en Oxford (1922), en la Sorbona (1924). En 1925 es elegido director de la Real Academia Española. Dos obras de máxima importancia se publican en seguida: en 1926, los Orígenes del español (4.ª ed., 1956) y La España del Cid (1929; 4.ª ed., 1947;

Extraído de Biografias y Vidas