Jonia de Samos, hacia 560 a. de C. – ¿497? a. de C.
Tuvo dos hermanos mayores que él, Eunosto y Tirreno. Su esposa fue Teano, una joven de Crotona que pertenecía a su escuela, de la cual tuvo una hija, Damo, y un hijo, Telauges, que habría enseñado a Empédocles.
Siendo muy joven, su tío Zoilo le recomienda a Ferécides de Siros, que fue su primer maestro de conocimiento. Tampoco coinciden los historiadores sobre el origen de este importante maestro, del que sí sería cierto que, ya fuese jonio o sirio, pertenecía a la tradición caldea, originaria de Babilonia, consagrada a los misterios de la matemática y astronomía. Con Ferécides permanece Pitágoras hasta la muerte del maestro y a partir de entonces inicia una serie de viajes que le llevan a recorrer Egipto, donde, recomendado por Polìcrates al faraón Amosis, recibió instrucción de los sacerdotes de diversos centros, o «Casas de la Vida», en Heliópolis y Menfis principalmente. Allí aprendió el simbolismo de los jeroglíficos y la ciencia sagrada. Durante este período también se dirigió a Mesopotamia, y habría tenido contacto con los magos que seguían la doctrina de Zoroastro. También visitó, en Creta, la cueva del monte Ida donde creció Zeus. En ella recibió la purificación de los sacerdotes Dáctilos del monte Ida. Tuvo contacto con otros grandes filósofos de la época, como Anaxágoras y Tales de Mileto.
A su regreso a Samos, Pitágoras funda una escuela llamada «El Hemiciclo de Pitágoras», en la que se dialogaba sobre asuntos públicos y filosóficos. En las afueras de la ciudad se reunía con sus discípulos más directos en una cueva apartada donde impartía las enseñanzas más secretas..
La tiranía de Polícrates le hizo trasladarse a Crotona, en Italia, a la edad de cuarenta años. Estaba Pitágoras en la plenitud de su brillante personalidad, por lo que pronto destacó en la ciudad, cautivando a sus fuerzas vivas, que lo aclamaron como consejero y maestro. La influencia del filósofo no dejó de acrecentarse entre las ciudades de la Magna Grecia, para las cuales, junto con sus discípulos Carondas de Catania y Zaleuco de Locro, redactaba leyes y constituciones.
Tal como había sucedido con Ferécides, las predicciones, premoniciones, lecturas de augurios, los prodigios en suma, eran una constante en la vida del sabio, lo cual aumentaba su fama y prestigio, a la vez que la envidia y animadversión de sus enemigos. Cilón de Crotona, un rico aristócrata, de conducta despótica y violenta, pretendió integrarse en la escuela de Pitágoras pero al ser rechazado por el filósofo, tramó un complot contra él y sus seguidores, provocando un incendio en la casa del atleta Milón, en la que se encontraban reunidos, con el consiguiente asesinato de casi todos los que se encontraban en ella, a excepción de Arquipo y Lisis, que lograron escapar. Pitágoras, que no se encontraba en aquellos momentos en Crotona, tuvo que iniciar una vida errabunda, pues se produjeron convulsiones políticas en otras ciudades y su presencia se volvió comprometida. Finalmente se refugió en el santuario de las Musas de Metapunte, en el que murió.
Comenzó entonces la diáspora de los discípulos pitagóricos y su esfuerzo por reunir por escrito algun
Extraído de Biografías de filósofos en web Acrópolis
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