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Cuando miramos a los ojos de una persona, un mundo de misterio se nos abre, fantásticas esferas y bonitos colores nos reflejan su alma, como si nos asomáramos por una ventana a un trocito del fondo del mar, donde el silencio nos llena de maravillosos sonidos.
Este mundo desconocido y a la vez fascinante, también nos da la posibilidad de reconocer no solo lo que esconde el alma, sino también el estado de salud de órganos vitales de las personas en el pasado, presente y futuro. A este reconocimiento llamamos «iridología».
La iridología es el estudio de las alteraciones del iris, en correspondencia con los órganos del cuerpo.
La historia de la iridología se inicia en Occidente con el médico y filósofo Hipócrates, (460-377 a. C.), al cual se le considera descendiente directo del divino Esculapio, fundador de la ciencia médica Occidental.
La ciencia egipcia era hija de la mesopotámica. Los sacerdotes mesopotámicos eran grandes astrónomos y veían el iris como la proyección de la cúpula estelar, bajo la cual estudiaban las influencias constitucionales que enmarcan al hombre en su entorno natal, afirmando que según la hora y lugar de nacimiento cada individuo recibía un órgano débil y otro fuerte.
Durante siglos la ciencia de la iridología fue una enseñanza secreta.
Mencionaremos incluso que en el arte pictórico del Bosco, 1453-1516, mago y alquimista, se han hallado indicios y textos referentes a esta enseñanza, que solo podían obtenerse oralmente o a través del estudio de los antiguos; puede ser muestra de ello su pintura llamada los Siete Pecados Capitales (museo del Prado), representación alegórica del iris, que muestra de forma simbólica la proyección de los órganos internos.
La iridología moderna nació gracias a Ignaz Von Péczely, de Budapest, (1826-1911), que consiguió demostrar la existencia de la relación entre algunas enfermedades y parte del iris.
Hay una leyenda que nos cuenta que siendo niño intentaba cazar una lechuza; le rompió una pata sin querer y pudo constatar la aparición de una mancha en su iris. Estudió medicina sin dejar de realizar observaciones en el iris de sus pacientes, pero se encontró con la incomprensión a la hora de exponer sus temas a otros médicos.
Hoy en día es utilizada por muchos profesionales para diagnosticar enfermedades. Llegamos a la conclusión de que nada de lo que ocurre en nuestro organismo le es indiferente al iris.
Deck definió los tipos constitucionales como genotipos, caracteres ligados a la herencia y no modificables en el transcurso de la vida.
Mendel nos plantea:
– Constitución linfática
– Constitución hematógena
– Constitución mixta
Constitución linfática
Corresponde a iris claros (azules, grises, etc.)
Subtipo linfático puro: propenso a estados catarrales; se recomienda evitar productos lácteos, hacer ejercicio físico, para mantener en circulación el sistema linfático, que tiende a la congestión.
El iris presenta hilillos ondulados y claros.
Subtipo neurogénico: tendencia a ser hipocondríacos, achaques del sistema nervioso; también es bueno hacer ejercicio y proporcionar oxígeno al sistema nervioso, hacer relajación corporal.
El iris presenta hilillos ondulados, serpenteantes y reborde pupilar rojizo.
Subtipo hidrogenoide: tendencia a enfermedades de tipo reumático y alergias.
El iris representa una forma de copos más claros.
Subtipo de orina ácida: parecido a los anteriores, pero con unas nubes de color blanco y a veces amarillas.
Falta de eliminación del ácido úrico (cálculos renales, etc.); se recomienda evitar carnes y consumo de sal, para no sobrecargar el sistema depurativo del organismo.
Subtipo con debilidad en el tejido conjuntivo: el tejido se ve débil, con presencia de lagunas y corona difícil de valorar, tendencia a padecer alteraciones con tránsito digestivo lento o irregular, gases, estreñimiento, etc.
Son los iris marrones, colores que van desde el avellana claro al muy oscuro.
Su pigmentación oculta bastantes signos que en iris más claros serían más evidentes.
Subtipo hematógeno puro: se pueden observar iris aterciopelados, se presenta como un granulado fino. Puede existir alguna alteración en la asimilación del calcio y del yodo (tiroides)
Subtipo tetánico larvado: uno de cada diez azules también lo presentan.
El signo más característico es la presencia de numerosos anillos nerviosos. (Exceso de estrés, úlceras gástricas, colitis etc.)
Subtipo mixto puro o biliar: presentan pigmentación débil sobre base azulada. Tendencia constitucional de los iris puros, en ocasiones similares a la de los iris azules.
Suelen tener tendencia a estados biliares, deficiencia hepática o páncreas.
Se recomienda comer frutas y verduras y no abusar de las grasas.
Esta clasificación, aunque un poco compleja ya que las personas suelen tener mezclas de los subtipos, sería el primer paso para guiarnos hacia un punto de referencia, ya que el diagnóstico es más complejo por la cantidad de datos que nos puede aportar un iris, pero podemos decir que es el punto de partida.
El iris, para su buen diagnóstico, se divide en sectores, pero una vez localizados se puede evaluar entre un 30% y un 40% del diagnóstico, quedando el resto para los signos generales.
Empezaremos observando el iris como si fuese una esfera de reloj, localizando los signos en una hora hipotética en la que se sitúan. Hay otros métodos que se refieren a situar los grados de una circunferencia.
Materiales empleados para diagnóstico
Se usa lupa con luz incorporada, pero son más aconsejables los microscopios binoculares que pueden ampliar el ojo.
Últimamente se emplea incluso la macrofotografía, que permite disponer de la imagen en cualquier momento, sirviéndonos de recordatorio y comparación en próximos diagnósticos.
El iris es una membrana conjuntiva músculo-vascular, una especie de diafragma de cámara fotográfica que se asemeja al ojo humano y el de los animales en general.
Su espesor es de aproximadamente 0,3 mm., siendo más fino en su borde periférico; su parte más interna forma la pupila y esta en contacto por su parte posterior con la «lente del cristalino», que junto con la esclerótica (la parte blanca del globo ocular) es lo más visible de nuestros ojos.
Hay tres capas principales en las que se puede dividir el iris viéndolo de frente:
-Zona externa: circulan arterias que parten del gran círculo vascular del iris, los vasos corren paralelamente y en dirección radial.
-Zona menor: está aproximadamente en un tercio del radio (corona del iris)
-Zona interna: zona pupilar, las arterias se hacen cada vez más pequeñas, dirigiéndose a la pupila.
A temprana edad no es bueno sacar conclusiones, ya que alcanzan su tendencia definitiva a los cinco o seis años.
Sería un logro poderles explorar, primero porque sus párpados son más «regordetes» y segundo por su natural inquietud.
En el iris de las personas el tono suele ser más débil, con tonalidad mate. Su exploración no es tan difícil como en los niños, pero más complejo que en un adulto de edad media, teniendo en cuenta que suelen tener más lagrimeo y más dificultad para abrir los párpados y hacerles una buena lectura.
La salud por el iris (Andre Roux)
Curso de iridología (Fravio Gazzo)
El gran libro de la iridología (integral)
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