Sevilla, 1927-
Merced a una beca de la «Alexander von Humboldt Stiftung» tuvo ocasión de imbuirse en la filosofía alemana de posguerra: Hans George Gadamer, Karl Löwith y Otto Regenbogen, quien le encaminó hacia la filología clásica. En octubre de 1955 se incorpora a la Universidad de Madrid como ayudante de Santiago Montero Díaz, quien dirigió su tesis doctoral, defendida en junio de 1956. Ingresa en el Cuerpo de Catedráticos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media de España, y vuelve a la Universidad de Heidelberg, bajo los auspicios de Gadamer, como lector de español.
En 1962 retoma el desempeño de su cometido como funcionario en el Instituto femenino «Núñez de Arce» de Valladolid, y en 1964 obtiene la cátedra de fundamentos de filosofía e historia de los sistemas filosóficos de la Universidad de La Laguna, trasladándose en 1967 a la Universidad de Barcelona, en la que permanece hasta 1978, en que se traslada a la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Madrid, donde alcanza la jubilación –en diciembre de 1987 opositó infructuosamente a una cátedra de la Universidad Complutense de Madrid, desencadenándose el llamado «caso Lledó»–.
Tiene entre sus títulos más conocidos Filosofía y lenguaje (1970), Lenguaje e historia (1978) y El surco del tiempo (1992). En 1992 se le otorgó el premio Nacional de Ensayo por su libro El silencio de la escritura y en 1993 ingresó en la Real Academia Española.
Extraído de Instituto Internacional Hermes
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