Sosípatra
Asia Menor, Pérgamo, s. IV d. de C., primera mitad; c. IV. d. de C.
Ella nació cerca de Éfeso, donde el río Caistro la cruza y le da su nombre.
Eunapio (siglos IV-V d. de C.) la describe como una mujer de gran prestigio. Dice que combina el platonismo místico y la teúrgia. Sosípatra representa la curiosa simbiosis de razonamiento filosófico superior y las asombrosas capacidades psíquicas. Se comenta que en una ocasión, en la mitad de una seria discusión filosófica tuvo una experiencia telepática durante la cual vió el accidente que su primo Filométor estaba teniendo.
Sus ascendientes, eran adinerados y prósperos. Cuando era todavía niña, pareció aportar bendiciones a todo: tal belleza y buenas aptitudes iluminaron sus años más tempranos.
La historia de su primera juventud parece un cuento de hadas: Cuando tenía cinco años, dos ancianos llegan un día a la hacienda de su padre. Reciben un trato hospitalario y ofrecen a cambio educar a la niñita, impresionados y seducidos por el encanto y la belleza inusitada de Sosípatra. Haciéndose cargo de ella como tutores durante un periodo de cinco años.
El padre consiente no tiene mucha elección y su hija es entonces iniciada por los dos ancianos en los antiguos Misterios. No se nos dice quiénes son estos ancianos, pero aparecen descritos como héroes o démones, o de una cualidad aun más divina. Cuando terminó el plazo, el padre difícilmente pudo reconocer a su hija, ya que casi parecía una diosa.
Cuando llegó a la madurez total, sin haber tenido nunca a otros maestros, las obras de los poetas, filósofos y oradores estaban constantemente en sus labios, y los textos en los que otros habían empleado un gran esfuerzo de tiempo para entenderlos, solo a medias y difícilmente, ella podía interpretarlos espontáneamente, sin esfuerzo y con facilidad, aclarando su significado con gran inspiración y rauda destreza.
Se casó Sosípatra con Eustacio, hombre de grandes cualidades, pero ella realmente lo aventajó en mucho, a causa de su sobresaliente sabiduría.
La Escuela de Sosípatra en Pérgamo alcanzó mayor éxito aun que la vecina Escuela del famoso Edesio, discípulo de Jámblico.
Uno de sus tres hijos, Antonio, heredó sus dones y se convirtió en famoso maestro y vidente. Entre otras cosas, predijo la destrucción del gran templo de Seraphis en Alejandría, por los cristianos. Antonio murió en el 390 d. de C. y el templo fue destruido al año siguiente.
En sus últimos años, Sosípatra se convirtió en una famosa filósofa y «paragnosta», como diríamos hoy.
Fuentes: Eunapio, «Vida de Filósofos y Sofistas». Giulio de Martino y Marina Bruzzese, «Las Filósofas». Ed. Cátedra
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