San Sebastián, 1898- Madrid, 1983

Filósofo español. Xavier Zubiri cursó el bachillerato en el Colegio Católico de Santa María, de su ciudad natal.

Se doctoró en teología (Roma, 1920) y en filosofía (Madrid, 1921). En 1926 ganó por oposición la cátedra de historia de la filosofía de la Universidad de Madrid y ulteriormente (1940-42) profesó durante dos cursos la misma disciplina en la Universidad de Barcelona.

Desde 1942, de nuevo en Madrid, se dedicó a dar cursos libres de filosofía («Ciencia y filosofía», «Tres concepciones clásicas del hombre», «Platón», «El problema de Dios», «Cuerpo y alma», «La libertad humana», «Filosofía primera», «El problema del mal», etc.).

La vastísima formación intelectual de Zubiri tuvo ámbito sucesivo en Madrid, Lovaina, Roma, Friburgo de Brisgovia, Munich, Berlín y París. Siguió cursos de filosofía con Zaragüeta, Ortega y Gasset, Husserl y Heidegger; de filosofía y teología, en Lovaina y Roma; de física y matemáticas, con La Vallée-Poussin (Lovaina), Rey Pastor y Palacios (Madrid), Zermelo (Friburgo), Schrödinger (Berlín) y Louis de Broglie (París); de biología, con Noyons y Van Gehuchten (Lovaina), Spemann (Friburgo), Goldschmidt y Mangold (Berlín); de lenguas orientales e historia antigua, con el Padre Deimel (Roma) y con Labat, Benveniste, Dhorme y Delaporte (París).

Su obra impresa comprende entre otras su tesis doctoral (Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio, Madrid 1923), varios artículos reunidos en el libro Naturaleza, Historia, Dios (Madrid, 1944), el trabajo «Sobre el problema de la filosofía» (Revista de Occidente, 1933), los libros Sobre la esencia (Madrid, 1962) y Cinco lecciones de filosofía (Madrid, 1963). También, Sobre la esencia, Estudios filosóficos e Inteligencia sentiente (1981), Inteligencia y Logos (1982) e Inteligencia y razón (1983), una brillante trilogía zubiriana sobre la inteligencia del hombre. En 1984 apareció su obra póstuma El hombre y Dios.

Bastan las sumarias indicaciones precedentes para advertir que la obra filosófica de Zubiri tiene como principales puntos de partida la historia de la filosofía misma, desde los presocráticos hasta Ortega y Heidegger, la teología, la historia antigua oriental y clásica y la ciencia. Pero, por importantes que sean, los puntos de partida de un pensamiento original no condicionan su meta; la cual, en el caso de Zubiri, puede tal vez ser reducida a la siguiente fórmula: salvación de la realidad y del pasado histórico a través del saber metafísico y del saber científico.

Se ha repetido muchas veces que en nuestro tiempo ha hecho crisis el idealismo. Pese a tan cómodo aserto, lo cierto es que en el pensamiento filosófico contemporáneo no aparece la realidad, o lo hace en forma harto menguada. La teoría del mundo que proponen las distintas versiones «existencialistas» de la fenomenología es insuficiente y no asume o asume mal los resultados de la actual ciencia del cosmos. El neopositivismo disuelve o evapora la realidad en símbolos mentales y verbales. La dialéctica materialista del marxismo admite la realidad, pero la uniforma y amengua. Los diversos movimientos «neos» -neokantismo, neotomismo, neohegelianismo, etc.- llevan en su propia condición histórica el signo de su insuficiencia.

Pues bien: en un mundo intelectual dominado por esos movimientos filosóficos, la obra personal de Zubiri constituye un intento de salvación de la realidad y del pasado histórico a través de la metafísica y de la ciencia. A través de la metafísica, porque el pensamiento de Zubiri descansa sobre una filosofía primera cuya validez trasciende formalmente el ámbito de la psicología, la historia y las ciencias positivas; a través de la ciencia, porque esa filosofía asume sistemáticamente lo que la psicología, la historia y la ciencia positivas nos dicen hoy acerca de la realidad.

El sistema filosófico de Zubiri, todavía no total y definitivamente publicado, tiene como piezas maestras una metafísica, una teología natural, una antropología, una cosmología y

Extraído de Biografias y Vidas

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