Explicar cuáles son esos valores que consideramos irrenunciables y ofrecer el buen ejemplo de vivirlos es una tarea que merece todos nuestros esfuerzos.

Como hemos dicho tanto que la crisis actual, teniendo sus manifestaciones en lo económico, es una crisis de valores, poco a poco se ha ido planteando una reacción positiva y, desde hace algunos años, se viene hablando y debatiendo sobre la necesidad de recuperar unos valores que habían sido dejados de lado por un exceso de materialismo y desaforado consumismo.Educar en valores

Se cometieron muchos errores y el principal fue haberse olvidado de las cosas del alma y haber perdido las referencias morales. Lógicamente quienes se dedican a la educación son los más comprometidos en esta tarea, conscientes de su responsabilidad de transmitir a las nuevas generaciones no solo conocimientos, sino proporcionar medios que permitan desarrollar en su plenitud a los seres humanos puestos a su cuidado.

Sin embargo, esta preocupación que detectamos en maestros y profesores no ha llegado aún al resto de la sociedad con la suficiente claridad y determinación. Está pendiente un debate público para conseguir un acuerdo sobre cuáles son los valores que consideramos como tales los diferentes grupos sociales, porque puedan movilizar a todo tipo de personas, de diferentes culturas, confesiones religiosas, edades, etc.

Los intentos que se están produciendo en este sentido muestran las dificultades existentes para conseguir este consenso, en el fondo porque tendemos a considerar que nuestra cultura y nuestras creencias son las únicas verdaderas y no solemos practicar el diálogo. Conscientes de estos obstáculos, los que queremos un mundo mejor debemos seguir apoyando cuantas iniciativas vayan encaminadas al conocimiento y la práctica de una Ética atemporal y universal que sirva para unir a los seres humanos. Explicar cuáles son esos valores que consideramos irrenunciables y ofrecer el buen ejemplo de vivirlos es una tarea que merece todos nuestros esfuerzos.

Mª Dolores F.-Fígares