Las 678 firmas de Dalí
Autor: Milagros Esteve
Salvador Dalí utilizó 678 formas distintas para firmar sus cuadros. Estudiar al pintor es recomponer un rompecabezas, dada la variedad de firmas, escritos, letras diferentes que encontramos.
La clave nos la va a dar la firma, que simboliza el «yo real». Esta variedad es típica de la persona que se está buscando a sí misma, aunque puede ser también la búsqueda de una firma con la que identificarse. Existe una elevada capacidad para dar diferentes imágenes ante los demás, así como de ocuparse de temas de muy distinta naturaleza.
En todas las firmas queda plasmada la originalidad, la creatividad, la genialidad y el afán de producir efecto.
Realicemos un pequeño recorrido por el mundo manuscrito del pintor.
1920.- 16 años
El cuaderno Impresiones y memorias íntimas fue escrito por un Dalí adolescente, que acababa de cumplir 16 años. Más tarde cambió el nombre a su autobiografía por el de Vida Secreta. En la hoja correspondiente al 7 de Enero de 1920, la escritura y los márgenes se presentan cuidados, así como la separación de las líneas, y respeta los puntos y aparte. El joven Dalí es puntual, aprovecha bien el tiempo y la energía, cuida el orden y tiene respeto a las normas.
1925.- 21 años
Los Putrefactos
El gran cultivador de los putrefactos es salvador Dalí. Dibujos de Putrefactos de la mano del pintor circulaban en la Residencia de Estudiantes, y también aparecían en muchas de sus cartas y postales. «Los putrefactos» son una categoría artística y de pensamiento, que estuvo de moda entre los jóvenes de la Residencia, y con la que se representaba todo lo caduco o inmovilista, sentimental o tierno, pedante o cursi, tonto o aburrido.
También se crearon los anaglifos (mínimos poemas con unas condiciones inesperadas) y los carnuzos, (todo lo que oliera a caduco en actitud vital o estética, representado mediante burros podridos). Dalí y Lorca proyectaron un libro sobre los putrefactos que no llegaron a publicar.
En un putrefacto que dedica a Pepín Bello en 1925, en el que destacan los característicos bigotes, encontramos que el pintor firma con el nombre y apellido, de forma ágil, sencilla, sin levantar el útil excepto cuando traza la «D». En la «d» de Salvador el óvalo está abierto, y en la parte superior realiza una curva graciosa que une con la letra siguiente. Escribe los números danzantes.
Dalí se nos muestra con agilidad de ideas, capacidad lógica, imaginativo, con creatividad que lleva a la plasmación. Existe un encadenamiento entre lo que piensa y lo que pone en práctica, con facilidad para tener constancia en aquello que realiza. Hay apertura y sociabilidad en el aspecto creativo y en lo que respecta a las ideas.
En la zona inferior del texto hacia la derecha, traza la firma Dalí por medio de una «D» mayúscula; el bucle superior izquierda de esta letra, lo aprovecha para introducir dentro el resto de su nombre, «alí». Nos indica su gran imaginación, creatividad y capacidad de síntesis.
Juegos de letras y dibujos
Al artista le gustaba adornar los textos con dibujos, y aprovechaba muchas veces las letras para introducir ornamentos. Se interpreta como narcisismo en personas que tienen facilidad para el dibujo.
Sobre Dalí comenta su amigo Luis Romero: «El sentido ornamental y caligráfico, la delectación con que se vuelca en el ritmo y en la disposición de los elementos se manifiesta a partir de una simple dedicatoria y en la firma».
Encontramos en Venus y Marinero de 1925, un dibujo de Salvador Dalí en una carta dirigida a Benjamín Palencia. Juega con las letras mayúsculas, dibujando. La «M» la utiliza para acoger dentro de sus palotes el resto de la palabra.
A los 60 años en la dedicatoria de Figura Ecuestre, partes de las letras las presiona más fuerte o aumenta el tamaño para destacarlas.
Todo nos indica que hay un cierto descontento con el entorno circundante, lo que mueve a buscar soluciones nuevas. Búsqueda de originalidad, deseos de llamar la atención, así como gran imaginación y facilidad para las artes plásticas.
La caligrafía es la frontera frágil y móvil entre el arte y la necesidad de expresión, entre el dibujo y la escritura de los signos. Tengamos en cuenta que para Dalí la escritura es muy importante, la utiliza para dar un mensaje, y puede acompañar la letra con un símbolo o dibujo. Se dice del artista que desde 1927 utilizaba el surrealismo como método mágico de creación artística, a partir de la escritura automática como medio de expresión de sus sentimientos íntimos.
La Ortografía
Llama la atención la cantidad de faltas de ortografía que se encuentran en algunos de los textos escritos por Dalí. También en muchos hay correcciones y tachaduras. No le pasó inadvertido este detalle a Luis Romero, que dice: «En Diario a un Genio, escribía con letra grande en un francés personal y de ortografía muy deficiente».
Encuentro muy significativos los errores: utiliza «n» en vez de «m», la «b» por «v», sustituye la «y» por «i», la «g» en vez de «j». Unas veces faltan y otras veces sobran letras. Traza Picasso con una sola «s», pocas veces acentúa y junta las palabras. El artista se salta las normas al escribir y parece hacerlo conscientemente.
1932.- 28 años
El pintor en una carta da respuesta a un cuestionario de una revista yugoslava. En ella cuida los márgenes en grado menor que en la adolescencia. Es curioso observar como comprime descendiendo las palabras al final del renglón. Hay tachones, abundan los subrayados y tiende a juntar las líneas. Eso sí, la firma aparece impecable, con el nombre y apellido legible, situada a la derecha. Destaca la «D» con su curva, la forma del punto de la «i» es normal y el tamaño de Salvador es un poco más pequeño que el apellido. La firma está alejada del texto. Todos estos datos nos indican que Dalí marca cierta distancia psicológica entre él y el receptor de la carta; es un alejamiento aristocrático. Existe un buen autoconcepto, confianza en las propias posibilidades, imaginación, intuición, claridad de objetivos y responsabilidad. Da importancia a los aspectos laborales, y considera que se ha labrado su porvenir con el propio esfuerzo. Hay identificación con la figura del padre o con los roles paternos.
1943.- 39 años
Aquí destaca más el apellido que el nombre, realiza la «i» con un rasgo curvo que desciende y se proyecta hacia la derecha, con el punto en forma de coma. Apenas hay separación entre nombre y apellido, expresando el grado de unión que siente entre el aspecto familiar y el plano profesional o social.
1950.- 46 años
Su Firma con Gala
Gala es la musa del artista, está presente en numerosos cuadros, y a partir de 1950 también le acompaña en muchas de sus firmas.
Traza dentro de un círculo su firma con letras tipográficas en mayúscula; arriba, entre dos puntos, encontramos la «G» de Gala. En la parte superior dibuja una corona, y el conjunto se asemeja a un escudo o sello.
Corresponde a 1961 (57 años), la «D» de Dalí abraza la «G» de Gala; aprovecha la zona superior de la «D» para trazar una cruz, y se acompaña con una pequeña rúbrica.
Todas estas firmas nos indican el grado de unión que existe entre Dalí y Gala. Protege su terreno psicológico a niveles íntimos. Hay egocentrismo, un incremento de la creatividad, de la imaginación y de planteamientos idealistas.
En 1970 (66 años) realiza una dedicatoria imprevista en un catálogo. Luis Romero explica: «por causas desconocidas la Venus y la firma se han ido extendiendo a las páginas colindantes». La causa puede estar en que el artista ensayó hasta conseguir plasmar la figura y el dibujo que quería, para comunicar algo. Curiosamente están completamente interpenetradas la «D» de Dalí con la «G» de Gala. Se siente totalmente identificado con ella.
Utiliza otra vez la corona en 1972 (68 años). La «G» de Gala toca también, aparte de la «D», la «a». La letra «a» es común para los dos nombres, razón por la cual la destaca con la forma cuadrada, traza dentro una «L», y la «a» tiene un valor doble. En Dalí el palote de la «l» sirve para terminar de hacer la «a» y dentro de la «L» introduce la «i». Denota aparte de su genialidad una gran capacidad de síntesis.
Destaca en los textos el nombre de Gala; sobre todo la «G», está adornada con hojas, tiene gran tamaño y sobrepasa el renglón superior. Recuerda el adorno y la altura de la letra «a» las que trazaba Federico García Lorca; de hecho Luis Romero ha escrito sobre la influencia Lorca-Dalí. Ésta se manifiesta también en la escritura.
Está el nombre de Dalí en la línea superior, la «i» da la mano a la «G». Acompaña al texto la firma de Gala-Dalí en el margen derecho. En la «d» da vueltas , traza «Dalí» en minúsculas y «Gala» en mayúsculas. Da más importancia a su musa que a él mismo, la admira. Finaliza la firma con un punto, no tiene en este caso valor interpretativo, sino el que le da la lectura del texto. Son de destacar también las cuatro coronas monárquicas que acompañan el escrito y los puntos entintados. Denota el autor deseos de aprovechar el tiempo y la energía.
El final de la «G» se asemeja a un sable o a una espada que atraviesa la «A». Es indicativo de que le cuesta controlarse, se dan explosiones de genio, e intenta defenderse de los demás. Tiene facilidad para repeler los ataques de forma asertiva.
1954-50 años
Firmas enmarcadas
A partir de esta etapa de su vida se decide a firmar casi siempre con el apellido, introduce dibujos en su firma y busca la forma de enmarcarla.
En las dos encontramos: que la «a» está encima de la línea, hay trazos cruzados y están enmarcadas. En el número «5» de una de ellas el rasgo horizontal le da aspecto de una cruz. En la otra el número «4», el rasgo horizontal, recuerda la cruz que utiliza en sus cuadros. Estos rasgos ponen de manifiesto su carácter rebelde, agresividad, resistencia ante cualquier tipo de figuras que simbolicen o impliquen autoridad. Su espíritu de lucha le permite superar situaciones complicadas.
¿Etapa Mística?
Cuando se habla de Dalí se hace referencia al período místico que va desde 1944 a 1962, etapa en que estudió alquimia y cábala. Él mismo se califica de místico, en sus grafismos aparecen grandes contradicciones entre el hombre práctico y positivista que hay en él y los momentos de exaltación e idealismo, pero bastante alejado del místicismo tal y como se entiende normalmente.
1956-52 años
Firma con dibujo
Nos encontramos con una graciosa firma, la adorna con un cuerno de rinoceronte sobre la «a», da énfasis al punto de la «i» y traza una rúbrica.
Denota gran originalidad artística, excentricidad, busca llamar la atención, sorprender, salirse de lo corriente y un gran exhibicionismo. No cabe duda de que lo conseguía (en Londres dio una charla con escafandra porque se proponía descender al subconsciente).
Carta a Nanda Papiri
Es muy importante para entender a Salvador Dalí estudiarle en su conjunto, porque vamos a encontrar el hilo conductor y cierto grado de lógica.
Es necesario conocer a quién van dirigidos los grafismos y en qué ambiente se desenvuelven. Tenía el pintor facilidad para integrar diferentes posturas o actitudes, y era influenciable, con deseos de querer abarcar todo aquello que le era posible, siempre esforzándose por ser el centro de atención de los ambientes en que se movía y procurando ser reconocido socialmente en sus méritos, con una tendencia muy acusada a adoptar posturas sociales diferentes de aquellas con las que se identifica de modo más personal.
No solamente utilizó en los años de la Residencia una forma peculiar de comunicarse con los artistas, sino que esto lo vamos a encontrar en toda su vida. Si una persona lee por primera vez un grafismo malsonante de Dalí, aparte de hacerle daño en los oídos y en los ojos, no lo considerará una persona normal. Si lee uno que escribió sobre Picasso, pensará que le caía fatal, cuando en realidad es todo lo contrario, sentía una gran admiración por él.
De este mismo año, 1956, es el escrito dedicado a Nanda Papiri, gran amiga de la familia de la autora. Fernanda Papiri, de origen italiano, fue la mujer de Chicharro, (hijo del gran pintor Antonio Chicharro), quien desempeñó un cargo importante en el Bellas Artes.
Nanda, pintora de estilo naïf, cultivó el puntillismo. Esta artista se desenvolvió en el mundo bohemio, metida en el movimiento de vanguardia de los años 50, y tenía relación con el ambiente aristocrático. Nanda es una mujer simpática, expresiva, alegre, bonachona y con una gracia especial. Pensar en Nanda, es poner una sonrisa en los labios. Dalí encabeza el escrito con la corona, en los lados hay dos firmas, en el centro pone Nanda Papiri, y adorna algunas de las letras con puntos. Termina el texto con otra firma disparatada, muy agitada y un punto de la «i» exagerado. Encima de la «D» pone la cruz.
Se nos muestra un Dalí impaciente, con tensiones internas e inestabilidad emocional, y con capacidad de penetrar en las personas y conocer el punto débil de cada uno.
1964-60 años
Corresponde a la «Figura ecuestre» subastada en octubre de 1998 en Madrid. Realiza una espada vertical en la letra «D» y el acento de la «i» es fuerte, grande y violento.
1971- 67 años
Llama la atención la sencillez de esta firma, en la que apenas destaca la «D».
1973-69 años
La firma está enmarcada circularmente, la «a» es mayúscula y aprovecha para realizar la «l», esta última contiene la «i».
1975-71 años
En esta llamativa firma, Dalí corona y añade un gran punto indicativo de gran orgullo y narcisismo.
1987-83 años
Ya llevaba Dalí años enfermo y recluido en el castillo de Púbol. Quedan patente en su firma los esfuerzos que tiene que realizar para escribir, las letras están empequeñecidas, temblorosas, rotas. A pesar de todo intenta plasmar su «D» característica, la «a» por encima de la línea y firma Dalí.
Los Ángeles
Tuvo Dalí un interés especial por los ángeles. En la palabra «Ángeles», a la letra «A» la dota con una hermosa ala que vuela al plano del espíritu.
José Mª Gironella recoge estas palabras del artista: «Creo que sobrevive el alma. No creo en premio ni castigo -conceptos derivados de una superstición judía- y creo que irreversiblemente todos nos volvemos ángeles…».
Deja una respuesta