Jamás pueden vivir juntos el deseo y la felicidad (Epicteto).

No pidas nunca que sucedan las cosas como tú deseas, sino desea que sucedan como suceden y prosperarás siempre (Epicteto).

Si pudierais mantener vuestro corazón maravillado ante los diarios milagros de la vida, vuestro dolor no os parecería menos prodigioso que vuestra alegría (Epicteto).

Tus deseos te llevan al engaño y al dolor, figurándote más lejanas las cosas que deseas cerca, y más cerca las repulsivas. Mas si permaneces sereno, en el seno de la serenidad, verás las cosas en su exacta medida, y el dolor y el goce no turbarán tu perfecto equilibrio (Khalil Gibran).

Para poder luchar con serenidad, para una obra grande, hace falta tener serenidad en el propio espíritu, y no la tiene el hombre que piensa que va a desaparecer para siempre (Jorge Ángel Livraga).

La verdadera felicidad procede de la posesión de la sabiduría y de la virtud, no de la posesión de bienes externos (Aristóteles).

Si tengo paciencia, debería desarrollar mi entusiasmo, pues el despertar sólo ocurre en aquellos que se esfuerzan por practicar… ¿Qué es el entusiasmo? Es encontrar gozo en aquello que es sano… (Santideva).

Quien no disfruta de sus momentos felices no puede llamarse a sí mismo un ser afortunado, puesto que el verdadero sabio es aquel capaz de ser feliz en situaciones extremas (Mr. Tut tut).

La felicidad y la tristeza son hermanas gemelas; dejad que vengan y se vayan como las nubes (Yogaswami).

Solo cuando vivimos con abandono del yo, con absoluta renuncia a la propia voluntad, sin ningún elemento de inhibición, ningún apremio, ningún obstáculo, conoceremos lo que significa la libertad, y de este modo experimentaremos la felicidad más verdadera (Sri Ram).

La felicidad es un estado fuera del tiempo, individido, que pertenece no a la parte, sino al todo (Sri Ram).

Es una plenitud que no puede buscarse como una meta interesada, sino que llega con el olvido de sí mismo (Sri Ram).

Es en el desprendimiento psicológico de cada grillete, en la disolución de cada complejo suprimido donde radica la libertad, y en ella está la suprema felicidad (Sri Ram).

En un estado de felicidad ya no se espera nada más; hay una expansión de capacidad, una potencia de tensión que nunca resulta ni escasa ni excesiva (Sri Ram).

Seamos un motivo en la felicidad de los demás. La única felicidad verdadera es aquella que nunca se queda en uno mismo, sino que cuando se la ha experimentado, se traspasa a los demás (Sri Ram).

Hay una felicidad pura que nace de la virtud, del recto vivir, de la vida sin temores, sin apetencias y sin posesiones, solamente de la simple simplicidad (Sri Ram).

Hay una serena felicidad que brota de la sobriedad, de la serenidad y de un sentido de la dignidad y del poder innatos en la vida (Sri Ram).

La ansiada felicidad se basa en acumulaciones del pasado, que son como una nube sobre el presente. Es la alegría inesperada la que es la felicidad más grande (Sri Ram).

Cada cual debe descubrir en sí mismo aquello que es capaz de una belleza de expansión, la cual será una protección, una bendición para los demás, los medios de liberar la luz en sí mismo. En esa luz y en esa expansión está la bienaventuranza de la divinidad (Sri Ram).

No temas proclamar el origen de tu propia inspiración para servir, pues dar a conocer la fuente de tu felicidad es una de las más bellas ofrendas que puedes brindar al mundo (Arundale).

Una persona que no es verdaderamente feliz no puede servir realmente (Arundale).

La mejor llave para abrir cada día, desde el amanecer, la puerta de la felicidad, es cualquier acto de servicio hecho con fervor y amante corazón (Arundale).

Pero, tras todos los sufrimientos, se esconde una felicidad desconocida: la plenitud de la semilla, del agua, del alma humana que descubren en medio de las tinieblas la luz segura de su propio destino (Delia Steinberg Guzmán).

La desgracia es menos dura de soportar que de tomar (Marden).

Poderosa es la fuerza del hombre que vive siempre en paz con los hombres, del que se mantiene sin desviarse, en la vía recta, igualmente alejada de los extremos (Confucio).

La verdad, el amor, la paz, son inagotables. Cuando las encontremos, habremos hallado las tres buenas razones para vivir (Eckart).

Nadie que espera que los otros le hagan feliz lo será jamás. Pero sí lo será cuando procure hacer felices a otros (Juvenal).

Las sencillas alegrías de la vida no pueden ser disfrutadas sino por hombres sencillos (Su-Tungpoto).

Trabajar es la felicidad de la vida. Poco importa lo que se haga, con tal de que se trabaje (José Ingenieros).

Una bella ancianidad es una recompensa de una bella vida (Pitágoras).

Si quieres conservar la paz interior, mira impasible todo lo exterior (Antonio Roldán).

Señor, que yo haga de mi vida una cosa sencilla y recta, como una planta de caña que tú puedas llenar de música (R. Tagore).

No temas las tinieblas si llevas la luz dentro de ti (Sivananda).

Los sufrimientos de este mundo son transitorios (Sai Baba).

No pidas a los dioses lo que puedas proporcionarte a ti mismo por tu trabajo (Epicuro).

La pobreza no es carencia de cosas, es un estado de ánimo. No son ricos los que tienen la abundancia, sino los que sienten la abundancia (Frankcrane).

La desgracia no quebranta al hombre valiente. La desgracia es ocasión para la virtud. El fuego sirve de prueba al oro, la miseria a los hombres fuertes (Emerson).

El que teme es un esclavo (Séneca).

Los más desgraciados no son los que sufren la injusticia sino los que la cometen (Shakespeare).

La desgracia descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir (Baptista).

Cuando alcances el éxito, recuerda que la cumbre está frente al abismo (C. Quiroz).

Hay solo mala suerte en no ser amado; pero en el no amar hay desgracia (A. Ramus).

Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles (Renau).

Algún dinero evita preocupaciones. Mucho, las atrae (Confucio).

Que las rosas tengan espinas es la desilusión de los que solo saben soñar; que las espinas tienen rosas es la verdad de los que saben hacer el bien (Benavente).

Muy poco enseñó la vida al que no ha aprendido a soportar el dolor (Cervantes).

Esperar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad (Fontenelle).

La verdadera libertad radica en el dominio de nuestros impulsos (Epicteto).

La prosperidad no cambia a los hombres, sólo los desenmascara (Og Mandino).

La vida no nos dará más de lo que nosotros le demos a ella (A. Bello).

Todos los triunfos nacen cuando nos atrevemos a comenzar (E. Ware).

La dicha consiste en vivir motivado por un propósito interior; no por presiones exteriores (Descartes).

¿Estás triste? Busca a otro triste y consuélalo. Y encontrarás la alegría (Tagore).

La felicidad siempre acude a las citas de las voluntades imperiosas que no ceden nunca a la tristeza ni al miedo (Amado Nervo).

Si quieres gozar del aprecio ajeno, trata de ser justo, generoso y bueno (Antonio Roldan).

El hombre es un aprendiz, el dolor, su maestro, y nadie se conoce mientras no ha sufrido… Nada nos hace tan grandes como el dolor (Muset).

¿No sabes que la fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte? (Epicteto).

No hay mayor esplendor que el ser humilde. No hay mayor gloria que la de ser útil. No hay mayor armonía que ser armonía en todos aquellos que te rodean (C. Arroyo).