Sinestesia: ¿ve usted lo que yo oigo?
Autor: Rafael Morales
La sinestesia es una facultad con la que nacen algunas personas. Simon Baron-Cohen, psicólogo de la Universidad de Cambridge, estima que una de cada 2.000 personas es sinestésica y vive con un sentido empujando al otro. La sinestesia es la capacidad, algunos lo llaman trastornos psicológicos, de aunar percepciones visuales y auditivas, de modo que los sonidos, las palabras, los números o la música despiertan simultáneamente la visión de colores y viceversa.
La sinestesia -del griego syn, junto, y aisthesis, sensación- genera mucho interés científico y popular desde hace mucho tiempo.
Pero a pesar de todo este interés y de los muchos estudios e investigaciones realizadas, desde el punto de vista de la ciencia se sabe poco sobre las causas. No hay duda de que las sensaciones que experimenta un sinestésico son reales. Las pruebas han descartado que estas personas estén fantaseando. Algunos psicólogos, como Thomas Palmari de la Universidad de Vanderbil, han llegado a decir al respecto que la sinestesia es una percepción alterada.
Uno de los sinestésicos más famoso fue el compositor ruso Alexander Scriabin (Moscú, 1872-1915). Scriabin estrena en 1910 Prometeo. Además de su acorde místico (do, fa sostenido, si bemol, mi, la, re), esta obra sinfónica incluye un juego de luces de colores, que corresponden con las notas musicales de cada momento, que se proyectan en la sala mientras se interpreta la obra con el Clavier à Lumières, un órgano con luces que proyectaría en la sala determinados colores acompañando la interpretación musical, según la composición visual del propio Alexander Scriabin, basado en sus experiencias sinestésicas.
¿Por qué?
Hay equipos de investigación en muchos países como Estados Unidos, Escocia, Inglaterra, Canadá, Australia, Francia, Alemania, Israel y Finlandia, que están comenzando a aplicar los más recientes avances en la investigación de la sinestesia, como: imágenes cerebrales, registros electrofisiológicos, análisis de ADN etc., para intentar aclarar las causas de este tipo de percepción. Y parece que en lo único que están de acuerdo es que no se conocen las causas reales de este «problema», para algunos, o capacidad, para otros.
Los más entusiastas han llegado a decir que los sinestésicos son el siguiente paso en la evolución del ser humano, una especie de mutante del futuro con una percepción extra, más profunda y completa del mundo. Pero, en principio, la noción de que los sinestésicos son semidivinos está descartada, en esto también están de acuerdo los equipos de investigación.
En un experimento realizado en 1993, Baron-Cohen y sus colegas dieron a sinestésicos y a no sinestésicos una lista de letras, palabras y frases para que describieran el color o la forma que cada una evocaba. Una semana después, 37 por ciento de los no sinestésicos respondieron igual que la vez anterior, mientras que al año las asociaciones del 92 por ciento de los sinestésicos fueron iguales. Los sicólogos llaman a esto «invariabilidad Steen».
Lo que sí parece claro es que estas personas constituyen una interesante ventana hacia el misterio fundamental de la conciencia y las percepciones humanas, y añadiría más, no sólo de la conciencia, sino una interesante ventana acerca de la constitución de la propia materia.
Desde la metaciencia
Veamos que nos dice la metaciencia (o metafísica). La sinestesia es una gran oportunidad no sólo de saber más sobre la conciencia y las percepciones, sino también sobre el mundo físico que es percibido y nos rodea, en otras palabras de conocer el mundo a nivel objetivo y subjetivo. Desde este punto de vista es curioso que la física no haya dicho nada sobre este tema tan interesante y que tanto le concierne, según nuestra opinión.
Peter Grossenbacher, asociado de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EE.UU., el más importante investigador norteamericano de la sinestesia, señala: «Tendemos a suponer que la realidad es igual para todos»; añadiríamos, y lo es, lo que cambia es nuestra percepción, una persona con mala vista ve las cosas muy distintas que otro con buena vista a pesar de que la realidad es igual para ambos. Si la realidad fuese distinta para cada persona no sería realidad, pues no puede ser real lo que con tanta facilidad cambia.
H.P. Blavatsky, desde su visión metafísica del mundo, nos dice: «Pues bien; el primer requisito para todo el que estudie las ciencias esotéricas con este doble objeto, es conocer perfectamente la correspondencia entre colores, sonidos y números. El adelanto de un estudiante de ocultismo depende del completo conocimiento y comprensión del significado y potencia de estos números, en sus varias y multiformes combinaciones, y en su mutua correspondencia con sonidos o palabras, y colores o modos de movimientos, que la ciencia física representa por vibraciones».
En esta correspondencia entre colores, sonidos y números podemos encontrar algunas de las claves para resolver el misterio de la sinestesia, pero nos dice más, porque también nos enseña sobre la constitución del mundo físico.
La filosofía Sânkhya afirma que el mundo exterior esta constituido por cinco elementos sutiles, primarios y simples, que corresponde con los cinco sentidos. Estos cinco elementos sutiles o simples se combinan entre sí produciendo los cinco elementos compuestos, con los cuales, combinándose a su vez entre sí, forman el mundo de la material.
Hay que advertir, sin embargo, que como el mundo físico está compuesto de estos cincos elementos simples, y es justamente la proporción de estos elementos la que hace que nos afecte más a un sentido que a otro. Y es aquí de donde surge la respuesta de la sinestesia, la materia/energía o materia/onda está compuesta de estos elementos simples y por esta razón afecta asimismo, si bien en un grado menor, a todos los sentidos restantes.
Los sinestésicos son capaces no sólo de sentir la proporción dominante, sino un poco de las cincos restantes y de ahí nace su forma tan especial de sentir y ver el mundo.
Para visualizar esto, podemos imaginar un cuadro pintado con cinco colores, en el que predomina el azul más cuatro colores en una proporción muy pequeña. Al contemplarlo nuestra impresión es que se trata de un cuadro completamente azul. Los sinestésicos pueden ver en mayor o menor medida los otros colores del cuadro.
Algo muy interesante sobre este tema que nos cuentan algunos textos del siglo XIX. «Toda vibración o impulso de un cuerpo físico que produce cierta vibración del aire, es decir, que produce la colisión de partículas físicas, cuyo sonido es capaz de afectar al oído, origina al mismo tiempo un fulgor luminoso, que asumirá determinado color».
Es en este principio en el que se basan todas las modernas investigaciones sobre los fenómenos de los ciegos que son capaces de ver colores y sordos que pueden distinguir sonidos. Al chocar dos partículas cuya composición es de cinco elementos, es natural que surjan un poco de sonido en las ondas/partículas luminosas y un poco de luz en las ondas/partículas sonoras.
Un sinestésico será capaz también de ver un poco de los otros elementos que se producen en los choques o vibración de la materia. Tienen una visión más completa, más detallada, de una única realidad.
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