EL EFECTO MOZARTRecientemente, en los Estados Unidos, el gobernador de Georgia le pidió a la Legislatura estatal que aprobara una ley requiriendo que un disco compacto (CD) de música clásica le fuese enviado a cada nueva mamá. Aunque dicha ley no fue finalmente aprobada, recibió un amplísimo eco social. El inusitado pedido fue motivado por nuevos e interesantes descubrimientos en los campos de la ciencia neurológica y cognitiva acerca de los efectos de la música clásica en la inteligencia y el aprendizaje.

Es bien sabido que la música facilita el desarrollo del lenguaje y aumenta la creatividad y la expresión en los niños, afirma del Dr. Frances H. Rauscher, del Centro para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria. El Dr. Rauscher ha dirigido algunas de las investigaciones más innovadoras en lo que varios autores han llamado el efecto Mozart. De la investigación extensiva sobre las raíces de la música han resultado las siguientes conclusiones:

  1. La música es universal. Estudios sobre los efectos de la música clásica y la inteligencia han tenido los mismos resultados favorables en diversas culturas.
  2. El comportamiento musical surge en la infancia. Los niños comienzan a cantar a una edad muy temprana, a menudo antes de desarrollar el habla.
  3. Enseñar a los niños a interpretar música ejercita el cerebro y los sistemas sensorial, perceptivo y cognitivo.
  4. Un sólido currículo musical mejora la comprensión en la lectura. Esta investigación se llevó a cabo con estudiantes participantes en el currículo musical Kodaly. Los estudiantes mostraron un aumento significativo en el índice de comprensión de la lectura.
  5. Los efectos perdurables de la música en la inteligencia son más pronunciados cuando hay enseñanza musical. No existe evidencia sólida de que el hecho de escuchar casualmente tenga los mismos efectos que la enseñanza musical. Sin embargo, se llevó a cabo un estudio en el que estudiantes universitarios aumentaron entre ocho y nueve puntos su baremo en la prueba de cociente de inteligencia espacial (spatial IQ test) tras escuchar la Sonata para dos pianos en re mayor (K. 448) de Mozart.

Uno de los más conocidos estudios de Rauscher incluyó a treinta y cuatro niños de edad preescolar, a quienes se les encomendó la práctica del piano por un período de seis meses. Al cabo de estos seis meses los niños podían tocar algunas melodías básicas de Mozart y Beethoven. Todos ellos tuvieron un incremento de aproximadamente un 36% en la prueba de cociente de inteligencia espacial.

Este último estudio recibió una amplia cobertura por parte de los medios de comunicación. Poco después los comercios agotaban sus existencias de discos de Mozart, los padres comenzaron a matricular a sus hijos en clases de piano y un sinnúmero de escuelas y profesores comenzaron a utilizar la música de Mozart durante los períodos de estudio y enseñanza. El efecto Mozart fue bautizado así por doctores y científicos, y dio lugar al popular libro de Don Campbell titulado The Mozart efect: Tapping the Power of Music to Heal the Body, Stregthen the Mind and Unlock the Creative Spirit (El efecto Mozart: utilizando el poder de la música para sanar el cuerpo, fortalecer la mente y liberar el espíritu creativo).

Campbell cita incluso varios estudios sobre los efectos de la música en el feto. El sonido más importante escuchado por este es la voz de su madre. Por esta razón se recomienda que la madre le lea al niño por nacer. Se ha demostrado que la música rock incita al feto a patear desmesuradamente y a movimientos violentos. En cambio, Mozart y Vivaldi resultan sumamente placenteros para el niño, particularmente los conciertos para violín de Mozart. De hecho, en la cultura tradicional japonesa la educación del embrión o Tai-Kwo no es nada nuevo, y supone una filosofía que requiere comenzar muy temprano, durante el embarazo.

Si es cierto que la música puede sanar el cuerpo, como afirma Don Campbell, o fortalecer la mente, como proclama el Dr. Rauscher, ¿de qué manera podría medirse su habilidad para liberar el espíritu creativo? Si el aprendizaje musical puede mejorar la inteligencia, ¿qué de otros aspectos de la vida humana, tales como el carácter, la virtud y el desarrollo de los sentimientos, podrían mejorar igualmente? ¿Volvernos más dignos, más éticos, formar un carácter más firme?

Para Platón, la medida de la grandeza de la música se encuentra en su carácter moral, su habilidad para inspirar virtud, llevando a cabo una educación en el individuo.

Según Platón, el entrenamiento musical está inseparablemente ligado a la formación del carácter y no debe ser considerado aisladamente.

Carl Gustav Jung se dio cuenta de que toda terapia debería incluir algún elemento musical, ya que la música es una de las formas de comunicación que permiten comprender y liberar los arquetipos. Jung utilizó la música en el nivel simbólico-mitológico, donde despiertan los conceptos universales del ser humano.

El concepto platónico de la música es muy similar al de Jung. Para ambos el principal propósito del entrenamiento musical es el de producir el reconocimiento de la belleza en el individuo. De este modo, estableciendo belleza y concordia en el alma, uno puede aprender a reconocer la belleza y la armonía exteriores.

Si Platón estuviese vivo hoy, probablemente se interesaría por las investigaciones del Dr. Rauscher sobre la música y la inteligencia. Sin embargo, posiblemente para él, más importante aún que la habilidad de la música para mejorar los resultados en la prueba del cociente de inteligencia espacial, es su capacidad para establecer nobleza y gracia de carácter en el ser humano, despertando los ideales eternos de Bondad, Belleza y Justicia.

DAVID HIRSCHORN

Obras citadas

Bush, Carol A. Healing Imagery and Music. Portland: Rudra Press, 1995.

Campbell, Don. The Mozart Effect. New York: Avon Books, 1997.

Jaeger, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega. México. Fondo de Cultura Económica, 1957.

Kilpatrick, William. Music and Morality, American Educator Magazine. Winter 1994-1995.

Platón, La República. Barcelona. Editorial Juventud, S.A. 1979.

Rauscher, Frances. Ph. D. Can Music Make Us More Intelligent? Billboard Magazine. Octuber 15, 1994.

Sotorr, Anthony, ed. The Essential Jung. New York: MJF Books, 1983.