Actores filósofosPosiblemente, los actores que lean este artículo pensarán: ¿qué tiene que ver la filosofía con el arte dramático?

A lo peor, algunos licenciados en Filosofía pensarán: ¿nos llaman mentirosos a los filósofos? (por aquello de “actuar”…).

Sin embargo, si los pioneros, tanto del arte dramático como de la filosofía, fueran los que leyeran el tan mencionado artículo, te aseguro, lector, que pensarían: ¡pues claro! ¡Qué reiteración tan tonta!

Unas breves explicaciones nos aclararán por qué…

Para empezar, para los filósofos clásicos, la filosofía era un “arte de vivir”, lo que nos emplaza directamente a la vida como una arte, una actividad artística, al igual que el arte dramático. ¿A que nunca lo habíamos pensado? Nuestra vida puede ser una obra de arte… Sugerente, ¿verdad, amigo lector?

En segundo lugar, y citando a Platón en Apología de Sócrates, la filosofía sería un arte de vivir, “ocupándose de uno mismo”, es decir, es uno mismo, el mejoramiento de uno mismo, el objeto de este arte de vivir que es la filosofía… ¿Acaso no es el arte dramático aquel en que se funden artista y obra de arte? ¿No es el actor mismo, convertido en personaje, el resultado de la actividad artística?

Como en la filosofía a la manera clásica, se es artista y obra artística a la vez (el director en el arte dramático, como el maestro en la filosofía, son solo guías necesarios del camino)…

¿Quieres ser el artista de tu propia vida, amigo lector?

En tercer lugar, la filosofía es el arte de vivir ocupándose del mejoramiento de uno mismo a través de la búsqueda de la verdad (Sócrates)… ¿No es siempre un deber ser lo que el actor encarna en el escenario? El deber ser en lo personal, el deber ser ante la injusticia, etc.

Estimados actores, ¿no os suena muy cercano y vivo esto que os cuento? ¿No sois un poco filósofos?

Estimados filósofos modernos, ¿no sois un poco actores?

Estimados lectores, ¿os atreveríais a entender la vida como una obra de arte? Si es así… ¡adelante!

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CARLOS ROLDÁN LÓPEZ