Hoy estamos sumergidos en un mundo pleno de terapias para solventar situaciones conflictivas en la familia, en los trabajos, para gestionar emociones, para hallar pareja, incluso para descubrir al propio espíritu. La Gaya Ciencia es un libro que fue la propia terapia de Nietzsche, su propia filosofía como medicina, tal y como dice el propio Nietzsche en el prólogo a la segunda edición: “… recuerda constantemente… a la victoria sobre el invierno, victoria que llegará, que tiene que llegar, que quizás ya ha llegado”. De él emana continuamente el agradecimiento de un convaleciente que tiene esperanza en la salud. La escritura del prólogo es entusiasta, es el alborozo de una fuerza que retorna, la fe en un mañana.

Nietzsche diagnostica que nuestra sociedad está enferma en muchas de sus obras, en El nacimiento de la tragedia planteaba el influjo de Sócrates en términos de enfermedad, en La genealogía de la moral la condición enfermiza del hombre actual es resultado del debilitamiento de los instintos por parte de doctrinas morales y ascéticas.1

“El filósofo como médico de la cultura”, es el título que Nietzsche tenía previsto para la obra que terminó llamándose “La filosofía en la época trágica de los griegos”. Desde la primera etapa, el dolor en los procesos de vida y la dualidad salud-enfermedad son cuestiones centrales en Nietzsche. Cuando define a la filosofía como un médico de la cultura2 lo que debe diagnosticar es lo que es perjudicial para la vida.

En la Gaya Ciencia quiere un médico filósofo que se dedique a devolver la salud total a la humanidad y a su época. Incluso dice que ese médico es el que desvelará que filosofar no es buscar la verdad, sino buscar la salud, el crecimiento y la vida.3

Como médico de la cultura, el filósofo une arte y ciencia, se alía con la risa y la sabiduría porque es una cuestión vital lograr que el pensamiento reflexivo del filósofo conecte con la vida y le aporte salud.

Pero no todos buscan en la filosofía la misma terapia, unos filosofan desde sus debilidades y otros desde sus fortalezas. Unos tienen necesidad de la filosofía como un consuelo, como una redención, como un medicamento, como una manera de alejarse de sí mismo. En otros será en cambio un bello lujo, una gratitud voluptuosa.4

En Nietzsche podemos resumir dos condiciones distintivas de salud5:

  1. El poder de afirmar la vida en su fluir caótico, imprevisible e incontrolable sin temor a los aspectos dolorosos que puedan producirse.

  2. El poder de armonizar las fuerzas más opuestas sometiendo su diversidad conflictiva a una ley, a una unidad simple, lógica, categórica.

Salud es ser lo bastante fuerte como para no retroceder ante el dolor de la vida sino aprovecharlo para llegar a hacerse aún más fuerte. Y salud es, al mismo tiempo, no dejarse descomponer en el caos pulsional de los propios instintos, sino hacerse dueño del propio caos que se es y construir, a partir de él, la armonía de un proyecto vital. Para Nietzsche, los griegos consiguieron ambas cosas y de ahí el valor modélico, clásico de su cultura. Con su arte y su religión proyectaron sobre el fondo cruel y terrible de la vida la apariencia luminosa y multicolor de sus dioses olímpicos apolíneos y practicaron al mismo tiempo el orgasmo musical dionisíaco.6 La religión griega no es un código moral, sino un ethos. No trata de imponer un concepto de bien, sino que busca el bien vivir y la vida en buena armonía con los dioses y en sintonía con las fuerzas del cielo y la tierra. En esa ética no hay desgarramiento entre mundo aparente y mundo real, entre ser y deber ser, sino amor fati, amor de lo que es necesario. Se afirma y se reivindica la indisolubilidad entre el yo y su mundo, entre libertad y naturaleza. Este pensamiento, esta filosofía es gaya ciencia. La gaya ciencia es el contra movimiento a lo que se ha entendido como filosofía.7

Hoy celebramos fervientemente San Valentín, las películas y series para tener éxito tienen que tener una historia de amor en su trama, también en Nietzsche encontramos una historia de amor. ¿Acaso es por eso su éxito en la actualidad? Nietzsche ama la vida, ama el destino, ese es el fundamento de la felicidad, este amor nietzscheano es de raíz platónica puesto que Platón es quien relaciona al héroe, al que tiene la fuerza para unir mundos, como el eros8. El héroe es cualquier cosa menos mediocre, tampoco tibio, y tiene la fortaleza que Nietzsche considera necesaria para la “transvaloración”, a nivel de emociones quedan claro sus gustos:

“Las almas estrechas me son odiosas
No tienen nada bueno, y casi nada malo”9

El pensamiento que para Nietzsche es el fundamento de su vida venidera:

“Aprender cada vez más a ver lo necesario en las cosas como bello: – me convertiré así en uno de los que hacen las cosas bellas.” Amor fati.10

Pero quiere hacerlo en un estricto sí, no piensa usar de la crítica para acusar a lo que no es vida, sencillamente indiferencia:

“…No quiero emprender guerra alguna contra lo feo. No quiero acusar, no quiero ni siquiera acusar a los acusadores. ¡Que mirar hacia otro lado sea mi única negación! Y en resumen y en total: ¡quiero ser alguna vez sólo alguien que dice sí!”11

Las escuelas socráticas menores bien conocidas por Nietzsche coinciden en que la filosofía permite alcanzar una vida feliz, la eudaimonía, solo difieren en qué consideran “feliz”. Los estoicos enseñarán que vivir de acuerdo a la naturaleza es llegar a esa felicidad. ¿Qué es vivir de acuerdo a la naturaleza para un estoico? Una lectura rápida con la mentalidad del siglo XXI contestaría: “vivir según el instinto, vivir en la naturaleza, comer sano, hacer deporte, divertirse con los amigos…”, en fin: “ser natural”. Pero para un estoico vivir de acuerdo a la naturaleza es vivir de acuerdo a la naturaleza humana, que para ellos tiene una relación directa con alcanzar la virtud. Los estoicos son hijos de Sócrates:

“No pasees tu mirada por los principios rectores ajenos, al contrario, dirígela recta allí donde te guía la naturaleza, la del todo a través de lo que te sucede y la tuya a través de tus deberes. Es deber de cada uno lo que está en línea con su constitución. (…) En la constitución del hombre el deber preponderante es el bien común; el segundo es no ceder ante las pasiones corporales, porque es propio del movimiento racional e inteligente marcar sus confines y no dejarse vencer por el movimiento sensorial o impulsivo (..). El tercer deber para la constitución racional es no precipitarse ni dejarse engañar.”12

Cuando Nietzsche relaciona la insistencia de la búsqueda de la virtud como salvación del alma con el auge del cristianismo, señala una vinculación.13 El cristianismo trasladó la salvación del alma al más allá y simplificó el trabajo en el más acá, es decir vendió lo mismo que los estoicos a menor precio, y las masas lo compraron, porque la publicidad ya la había hecho la filosofía estoica.

Cuando en el médico de la cultura dice que la vida no puede consistir en “todas esas morales que se dirigen a la persona individual para procurarle su felicidad… con viejos remedios caseros y una sabiduría de viejas”14, veo a un Nietzsche que quemaría todos los libros de auto ayuda que buscan que el individuo sea feliz y sólo feliz. Porque esa felicidad es solo una cara de la moneda:

Peligro del más feliz. Tener finos sentidos y un fino gusto; estar habituado a lo exquisito y a lo mejor del espíritu… prestar oídos a toda música alegre… quien no querría la felicidad de Homero, el estado del que inventó los dioses a los griegos y a sí mismo… pero con esa felicidad en el alma se es también la criatura más capaz de sufrir en el mundo,… el precio es también volverse fino en el dolor.”15

Consciente de que Nietzsche tiene enraizada la búsqueda de vida y pasiones, a pesar de ello defiendo que no promueve un hedonismo desenfrenado, el amor fati tiene mucho de eros platónico, Zaratustra se casa con la mujer Vida, no como idea arquetípica, pero tampoco es una exaltación del sexo. En el discurso “De los tres males” dice:

“Voluptuosidad: – mas basta, quiero tener vallas alrededor de mis pensamientos, también de mis palabras:
¡para que no entren en mis jardines los cerdos y los exaltados!”

Nietzsche ríe con la risa que puede terminar con la cultura decadente. En el discurso “El festival del asno”16 Nietzsche parodia al mundo de su época, y afirma:

“…quien más a fondo quiere matar, ríe. No con la cólera, sino con la risa se mata”

Nietzsche buscaba a los artistas de la vida, los que son maestros de la gaya ciencia y transmiten el arte de la vida y pueden hacer que uno se sienta vivo por dentro, y no tenga ningún reparo en sentir el amor fati.

“Entrégate a tus mejores o tus peores apetitos, y sobre todo: ¡ve hasta el fondo! (…) ¡Para reírse de sí mismo como se debería de modo que la risa saliera de la entera verdad, para ello hasta ahora los mejores no han tenido demasiado poco genio! ¡Quizás también para la risa hay aún futuro! Cuando la frase “la especie lo es todo, uno no es nunca nadie” se haya incorporado a la humanidad y esté abierto a cualquiera y en cualquier momento el acceso a esta última liberación e irresponsabilidad. Quizás se habrá aliado entonces la risa con la sabiduría, quizás entonces sólo haya “gaya ciencia”.17

Con esta actitud es con la que se puede construir el futuro:

“La “humanidad” futura… nosotros, hombres del presente, comenzamos ahora a formar, eslabón por eslabón, la cadena de un sentimiento futuro poderoso- y apenas sabemos que lo hacemos…. quien sabe sentir la historia de los hombres en su conjunto como su propia historia experimenta, en una enorme generalización, toda esa aflicción del enfermo que piensa en la salud, del anciano que piensa en el sueño de la juventud, del amante al que le ha sido arrebatada su amada, del mártir que sucumbe a su ideal… pero poder llevar esta enorme suma de aflicción y ser sin embargo aún el héroe que al levantarse un segundo día de batalla, saluda la aurora y su propia felicidad, como el hombre que tiene delante y detrás suyo un horizonte de siglos, … tomar todo esto en un alma, lo más antiguo y lo más nuevo, las pérdidas, las esperanzas, las conquistas, las victorias de la humanidad… y concentrarlo en un sentimiento: ¡ esto tendría que dar por resultado una felicidad de dios, plena de poder y amor, plena de lágrimas y plena de risas, una felicidad que, como el sol al atardecer, hace regalo continuamente de su inagotable riqueza18 … ¡este sentimiento divino se llamaría entonces humanidad!”19

Nietzsche ya sobrevuela en esa humanidad, y la fórmula es sencillamente la capacidad de reír, de reírse ante la tragedia, ante cualquier circunstancia favorable o desfavorable, mirar de frente, esbozar una sonrisa, sacudirse el peso y reír:

“Vosotros miráis hacia arriba cuando deseáis elevación. Y yo miro hacia abajo, porque estoy elevado. ¿Quién de vosotros puede a la vez reír y estar elevado? Quien asciende a las montañas más altas se ríe de todas las tragedias, de las del teatro y de las de la vida.”20

Sara Ortiz Rous

Bibliografía

  1. GARCÉS BRITO, Maybeth (2015): Nietzsche contra la stoa: La afirmación de la vida contra la renuncia estoica; THÉMATA. Revista de Filosofía, nº 51, Enero-junio (2015) pp.: 189-206; Universidad Simón Bolívar (Venezuela)

  2. NIETZSCHE, Friedrich (2011): Así habló Zaratustra; Edición, traducción y notas Andrés Sánchez Pascual, Madrid, Alianza

  3. NIETZSCHE, Friedrich (2016): La gaya ciencia; Edición, traducción y notas Juan Luis Vermal, Madrid, Tecnos

 

Notas

1> (1) pg. 193

2 (1) F. Nietzsche; Fragmentos póstumos; Tecnos; Madrid, 2010, p.448

3 (3) Prólogo a la segunda edición de la Gaya Ciencia, pg.39

4 (3) Prólogo a la segunda edición de la Gaya Ciencia pg. 37

5 Diego Sánchez Meca; Introducción al volumen IV: el pensamiento del último Nietzsche; pg. 16

6 Diego Sánchez Meca; Introducción al volumen IV: el pensamiento del último Nietzsche; pg. 16

7 (3)Juan Luis Vermal. Prólogo a la Gaya ciencia

8 Platón, Cratilo, 398a

9 (3) pg. 49

10 (3) Apartado 276

11 (3) Apartado 276

12 Marco Aurelio; Meditaciones, libro VII, 44

13 (1) pg. 199

14 (1) pág. 203. Más allá del bien y del mal,

15 (3) Apartado 302

16 (2)

17 (3) pág. 64

18 Las negritas no son del original

19 (3) Apartado 337

20 (3) Inicio de la tercera parte